Préstamos personales: características y contenido obligatorio en el contrato de préstamo
La correcta práctica bancaria en relación con los préstamos con garantía personal, la habitual, aquella que prestamos con nuestro patrimonio por contra a la que se presta con un bien concreto como la hipoteca o la prenda, será el tema que tratemos hoy en estas líneas.
Antes de contratar cualquier préstamo, sea del tipo que sea, es importante ser consciente de lo que supone ser titular de uno.
Un préstamo personal es un contrato en el cual la entidad financiera o bancaria nos adelantará una cantidad de dinero, con la obligación de que se la devolvamos en un tiempo pactado, con unos intereses y gastos.
Además, existe una característica en los préstamos personales que, por ejemplo, los diferencian de otros como los préstamos hipotecarios. Dichos préstamos tienen una garantía personal, es decir, el titular del préstamo ofrece como garantía todos sus bienes presentes y futuros.
¿Qué supone esto?
Que en el caso de que no asimilemos las cuotas mensuales, en una situación extrema, puede que se embarguen nuestros bienes hasta que se cubra el importe de la deuda.
Pero no solo nos comprometemos los titulares del préstamo. En caso de haber un aval, este acepta hacerse cargo de forma solidaria de las deudas.
No obstante, no debemos agobiarnos con todo esto antes de la cuenta. Lo que sí tenemos que tener presente siempre antes de contratar un préstamos es si podemos permitírnoslo o si, por el contrario, va a causar una deuda y una situación aún peor.
Las consecuencias de no pagar un préstamo personal
¿Qué compromisos asumo avalando un préstamo?
Es habitual en cualquier operación de préstamo que un tercero proporcione un aval en garantía del crédito que ostenta la entidad financiera.
¿Qué responsabilidades asumo el que proporciona el aval?
Desde la primera cuota que dejemos de pagar, la entidad empezará a aplicar unos intereses de demora, intereses que son superiores a los ordinarios. Todos ellos se irán acumulando a la deuda inicial, de manera que, si seguimos mes a mes sin hacerle frente, la deuda crecerá y cada vez deberemos más dinero.
La entidad no se olvidará de ella y reclamará el pago durante un tiempo. Seguramente, entre el tercer y sexto impago, la entidad inicie una reclamación judicial. Como hemos dicho anteriormente, con un préstamo de índole personal, ponemos como garantía todos nuestros bienes presentes y futuros.
Por eso, si el impago se alarga en el tiempo, muy probablemente nos embarguen nuestros bienes.
Los más comunes son la cuenta bancaria o la nómina, pero si el saldo de esa deuda es elevado, la decisión judicial puede pasar por embargar la vivienda, el coche, la pensión, etc. Todo lo necesario para saldar la deuda.
Otra cosa a tener presente es si alguien nos ha avalado en el préstamo, ya que, si no es suficiente con nuestros bienes, el avalista también responderá de la deuda y, si es necesario, el juez podrá dictaminar que se embarguen sus bienes.
Y por supuesto, no pagar el préstamo también supondrá que se inscriban nuestros datos en los ficheros de morosos como el RAI (Registro de Aceptaciones Impagados) o el ASNEF (Asociación Nacional de Establecimiento Financieros de Crédito).
¿Qué supone esto?
Estas son las listas de morosos que consultan todas las entidades de crédito, por lo que ser incluido en una de estas listas dificultará o imposibilitará la obtención de financiación en el futuro.
Planifica tus gastos y acude a la entidad
¿Conviene pedir un préstamo para pagar otro?
La economía española y el sistema financiero han crecido de la mano, al igual que la construcción y el negocio inmobiliario. Esto produjo una especie de burbuja que se ha pinchado y ha dejado un reguero de damnificados e irremediablemente de deudores.
Por lo tanto, las familias españolas sumergidas en la angustia de no saber qué ocurrirá con su futuro más próximo han quedado endeudadas, con un inmenso problema, carecen del dinero necesario para cancelar esos compromisos asumidos, y vivir al mismo tiempo.
Cuando somos titulares de un préstamo o deuda la planificación de los gastos mensuales debe pasar a un primer plano. Debemos priorizar el pago de estas deudas frente a otros gastos, ya que, tal y como hemos visto, su impago puede acarrearnos graves problemas.
Tan pronto como veamos que no vamos a poder seguir pagando la deuda, lo recomendable es acudir a la entidad y comunicarle el problema. Siempre es mejor anticiparse al problema que dejar que este se sitúe encima de nosotros.
Por ello, no debemos tener vergüenza por ir y pedir ayuda. Tengamos por seguro que encontrar una solución beneficia a ambas partes.
Normalmente la entidad nos ofrecerá alternativas como refinanciar la deuda, alargar el plazo de devolución del préstamo para que las cuotas sean más pequeñas o un periodo de carencia. Aunque todas estas soluciones harán que la deuda final sea mayor, nos puede ayudar a evitar las consecuencias.
Muy didactico y necesario